
Sanguis in vita conversio est
"Tú coges mi mano y ambos caemos;
Con tus alas me abrazas y ambos nos hundimos;
Con tus labios me guardas, mientras ambos nos ahogamos..."
El Viento helado acaricia mis pálidas mejillas adormeciéndolas suavemente, como una joven madre acunando a su pequeño hijo. Con sus largos brazos moldea mis ropas una y otra vez, parece un viejo alfarero que nunca esta satisfecho de su obra. Luego con sus pesadísimas manos peina uno a uno mis negros cabellos, como un padre orgulloso.
El Viento helado.. mi eterno amigo, ¿ Cuantas veces caminamos juntos por las calles oscuras y tristes de Valparaíso? o ¿Cuantas veces ahogamos nuestras lágrimas rojas en nuestras copas escanciadas por la Melancolía?... Aún ahora eres mi única compañía.
¿ Y Tú Luna, Por qué te alejas de mí y me miras con tristeza?. Os tengo más cerca, pero en vez de correr a mí como una amante me miras lacónica y reticente. Alargo mis delgados dedos para tocarte, pero huyes presurosa escondiéndote entre las nubes, aquellas nubes que te visten y desvisten cada vez que pasan acentuando tu sepulcral belleza. Oh mi tierna Luna, no lloréis escondida en el cielo, pensad que me tendréis más cerca.
Y vosotras estrellas, !levantaos!, ¡alzad vuestra luz e iluminad como hacéis siempre!, alegraos y no levantéis endechas en mi nombre, habrá miles de jóvenes poetas que nacerán y os cantarán en versos más bellos y menos tristes, y pronto olvidaréis mi nombre...
¡Oh Majestuoso Mar, acógeme en tu regazo como uno de los tuyos y envolvedme en tus mantos cual mortajas por siempre!. El cielo ya empieza a llorar y mis pies cansados de sostenerme al borde de este precipicio se deslizan suavemente, siguiendo a mi cuerpo que ya descansa sobre el aire...
Basado en una canción de Cradle of Filth
Camino aquí solo, en este lugar hecho para la muerte, derrotado por el infortunio, destruido por mi suerte... Y pensar que en este lugar crecí, creyendo que dar dolor era dicha y provocar sufrimiento era el Cielo... Siglos después te conocí y siendo tú una niña nos casamos para siempre...
(Mi dulce Emilia,
vestida de pena,
¡vuelve a mi desde la tumba!)
Estas palabras garabateé en mi cortado brazo con esta daga, pensando inútilmente en algo imposible, porque ni el conjuro ni mi sangre pudieron devolverte.Las lágrimas caen como fragmentos de un cristal que se desmorona y se juntan en ríos que dan a un Mar desolado. Parecen un rebaño de pecadores que cabizbajos y sin alma se unen para ser condenados.
Un cielo ensombrecido, el día que murió mi risa, mi alma caía y caía velozmente en la noche, hasta destrozarse en los despeñaderos….
¡Tan cercana la tormenta otrora distante!, debajo de estas estrellas ineptas que en otro tiempo adore… ¿Por qué Padre? ¿POR QUÉ PADRE?! Mentiras engarzadas entre llamas esperan por mí... ¿pero ella? ... Mi amor era un dulce flor blanca, tan bella como indefensa, si hasta sus espinas me eran tiernas. Ojo por ojo decían los antiguos, pero mi fe a los cultos de los ídolos ya estaba perdida y sus hogueras me parecían tan vanas.Al lado de su tumba lloro… ¡Oh Dios por favor sálvame de este infierno que ya conozco!
Y mucho he tratado de olvidarla, de arrancarla de mis recuerdos, pero fallo, quisiera poder ahorcar mis sentimientos, alejarlos, no sentirlos, apretarlos con un torniquete que asfixie mi mente y por fin olvidarte, pero no puedo.Aún siento tu presencia en el viento, en las tardes tus pisadas se escuchan alrededor mío, mientras tus manos acarician mi rostro y tus delicados dedos rozan mi cuello.
Quizás la única forma para liberar un alma atormentada sea el suicidio, pero los cielos no lo aprueban..
Un día ensombrecido, el día en que ella murió, mi alma caía y caía hasta destrozarse en los despeñaderos. ¡Oh Dios cuan fácil sería sacrificar mi vida, para tenerla a mi lado!